jueves, 3 de mayo de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis IV, 5


5. Y del trono salen relámpagos y voces y truenos; y siete antorchas de fuego arden delante del trono, que son los siete espíritus de Dios.

Comentario:

Estos siete ángeles “de la presencia” son los mismos que aparecen en I, 4 (siete espíritus delante del Trono); III, 1 (siete espíritus); V, 6 (siete cuernos y siete ojos); VIII, 2 (siete ángeles de pie ante Dios).

Straubinger: “Relámpagos, voces y truenos son señales del poder de Dios (Éx. XIX, 16; Sal. XXVIII, 3 ss.). Las siete lámparas son los siete Espí­ritus que vimos en I, 4. En adelante no se habla más de ellos (cf. V, 11) y se los considera identificados con los siete ojos del Cordero (III, 1; V, 6). Señalamos aquí­, a tí­tulo de curiosidad, una reciente hipótesis de Greslebin, según la cual este capí­tulo del Apocalipsis serí­a lo que se representa en la puerta del templo del sol en Tiahuanaco. Su autor cree haber encontrado veinticuatro coincidencias entre el texto bí­blico y las esculturas precolombinas de dicho templo”.

Wikenhauser: “El espectáculo recuerda la promulgación de la ley en el Sinaí (Ex. XIX, 16) y la aparición de Dios en Ez. I, 13. En el Antiguo Testamento la tempestad acompañada de relámpagos y truenos es un símbolo corriente de la potencia y majestad de Dios cuando se revela (Sal. XVII, 14; XLIX, 3). El gran ruido del que se habla es el mismo que acompaña los truenos y relámpagos. Dentro del círculo formado por los tronos de los ancianos, pero fuera del círculo de los cuatro seres vivientes y, ciertamente, ante el trono de Dios, arden siete antorchas, que se interpretan como símbolos de los siete espíritus de Dios, los mismos de que se hacen mención también en I, 4; III, 1; V, 6. Es esta la primera vez que el vidente los contempla en visión. Si estos siete espíritus simbolizan el Espíritu septiforme de Dios, su representación en forma de antorchas significa que nada en el mundo escapa a la mirada del Señor. Según Aretas de Cesarea, tales espíritus son figura de los “ángeles de la presencia”, es decir, de la clase suprema de las jerarquías angélicas”.

Alápide: “Parecería que las voces se distinguen de los truenos, como si fueran horribles clamores de los hombres o de los ángeles. Así Alcázar asocia aquí las voces humanas con los truenos celestes. A menos que se diga que se trata de epexegesis y que “y” se pone en lugar de “esto es”, “voces (esto es), truenos” o hendíadys “voces y truenos” es decir “voces tronantes”, como si profirieran voces humanas e inteligibles. Tales voces escuchó Juan en el cap. X, 3: “Los siete truenos levantaron sus voces” y en XIX, 6 escuchó “Una voz como de grandes truenos que decían: ¡Aleluya!”.

Alápide: "Y siete lámparas…: alude a las siete luces del candelabro que estaban en el tabernáculo de Moisés y en el Templo de Salomón, a saber, en el Santo, con las cuales se representaban los siete planetas".

Sales: "Siete lámparas: alusión a las siete lámparas del Templo de Jerusalén, figura del Templo del cielo (Cfr. Éx. XXV, 37; Zac. IV, 2). Estas lámparas indican los siete espíritus, esto es, los siete ángeles ministros principales de la voluntad de Dios".

Jünemann: “Relámpagos, y voces y truenos: Señales de juicio”.